Cada asesino imperial es un instrumento muy valioso debido a su escaso número. Además por su duro, mortal y largo entrenamiento al que son sometidos, la pérdida de uno de ellos es un duro golpe para el Officio Asesinorum. Por esto el despliegue de un asesino no es algo ordinario. Cada despliegue debe ser aprobado por las dos terceras partes del Senado del Imperio. Sus objetivos suelen ser figuras clave, como gobernadores imperiales rebeldes, profetas heréticos, demagogos poderosos o líderes Xenos exitosos, deteniendo así una rebelión a gran escala o un poderoso. Los asesinos son desplegados en solitario, habiendo sido entrenados para actuar detrás de las líneas enemigas sin ningún tipo de apoyo. En el hipotético caso en que un objetivo sea muy difícil de alcanzar para un único asesino, es posible que sea desplegada una Fuerza Ejecutora (Execution Force) conformada por varios, con el riesgo que esto supone. El Officio Asesinorum está dividido en Templos y cada uno está especializado en sus propios métodos de asesinato.
Los Directores Primus son los jefes en cada uno de los Templos. El Gran Maestre es el jefe del Oficio, que por tradición y debido al poder de su organización es también uno de los Altos Señores de Terra. Su lealtad al Emperador debe estar más allá de toda duda, ya que controla una organización que podría derrocar al Emperador si así lo desea.
El Oficio también incluye personal auxiliar además de Astrópatas, Navegantes y otros servidores semejantes que pasan su vida dentro de la organización y no tienen contacto alguno con el mundo exterior.
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